La Vanguardia

Profesor: Fernando Domenech

Comentario por: Florianne Valadez

La Vanguardia 

Profesor: Fernando Domenéch 

RESAD

 

 

Luis Buñuel y Salvador Dalí. Escena de Un perro andaluz.  

 

En la imagen anterior podemos observar un pequeño fragmento del cortometraje dirigido por Luis Buñuel en 1929 con la colaboración en el guion de Salvador Dalí. A principios del siglo XX la estética esperpéntica se relaciono con el Expresionismo, siendo así una partida para las generaciones posteriores Vanguardistas. Pintores y artistas como Salvador Dalí, y cineastas como Luis Buñuel, incorporaban su arte, y su esencia en este tipo de arte que era lo más novedoso de la época. Denominamos especialmente ¨Surrealismo¨ a este tipo de arte, cuya aparición coincidió con la Generación del 27. ¨Un Perro Andaluz¨ es la idea de la unión de sueños, por una parte los sueños de Dalí que soñó con hormigas que pululaban en sus manos y los sueños de Buñuel donde una navaja cortaba la luna a la mitad.   Vemos en esta imagen (La navaja en el ojo) donde la cara de una mujer donde sus ojos representan esa luna que Luis Buñuel había soñado, donde con una navaja corta ese gran ojo a la mitad, tal como lo soñó con la luna.  A su vez, la navaja, podría tener muchos significados como sub texto, por ejemplo: violencia, sexo, sacrificio.

En este guion que dicen haber escrito en una semana, la regla era muy clara y sencilla: No hay idea ni imagen que sea o de lugar a una explicación racional. Simplemente todo es fantasioso, surreal (fuera de la realidad) pues todo en ella, escapa de la lógica. En su época este tipo de surrealismo comenzaba a ser aceptado, la sociedad comenzaba entrar en esta vanguardia, que hasta la actualidad no se ha ido. Los artistas comenzaban a ser cada ves mas libres. Simplemente todo podría ser posible. La incertidumbre de los creadores por mostrar esto al mundo, pudo ser gigante, sin embargo, ha marcado a miles de cineastas y ha trascendido en la historia del arte. 

 

 

Textos para el comentario 

Tomasso Marinetti. Manifiesto futurista (1909)

 

Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad.

El coraje, la audacia, la rebelión, serán elementos esenciales de nuestra poesía. La literatura exaltó, hasta hoy, la inmovilidad pensativa, el éxtasis y el sueño. Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso de corrida, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo.  Como manifiesto a la libertad de expresión, sin importar cuan dulce o frío pudiese ser el arte. La necesidad de sobresalir como artistas en el lado opuesto como un salto mortal o un momento de agresividad. El arte dejó de ser completamente estético, los artistas querían mostrar ese lado oscuro que todos llevamos por dentro.  

Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza, la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con gruesos tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo…, un automóvil rugiente, que parece correr sobre la ráfaga, es más bello que la Victoria de Samotracia. En verdad creían que un coche de carreras con su capó adornado con gruesos tubos podría ser mas bello que La Victora de Samotracia? Aquella que representa la diosa de la victoria? Los artistas miraban aquello que era nuevo, aquello que no se había mostrado, en el aquí y ahora. Aquello que podría interesarle a la sociedad, algo que pudiese enriquecer al nuevo mundo, ese mundo que iba mas allá de la belleza. 

Queremos ensalzar al hombre que lleva el volante, cuya lanza ideal atraviesa la tierra, lanzada también ella a la carrera, sobre el circuito de su órbita.

Es necesario que el poeta se prodigue, con ardor, boato y liberalidad, para aumentar el fervor entusiasta de los elementos primordiales.

No existe belleza alguna si no es en la lucha. Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo puede ser una obra maestra. La poesía debe ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para forzarlas a postrarse ante el hombre.

Estamos hablando del mismo hombre que también vemos en el siglo XXI. Aquel hombre banal, idealista. Aquel hombre que lucha por lo que quiere. Aquel hombre que se interesa sólo por si mismo. Para ello necesitamos libertad, podernos expresar con libertad. El hombre alimentaba esa lucha con todos los elementos que le componen. Incluyendo lo bueno y lo mano. Lo fuerte, lo débil. Lo frío y lo oscuro. 

¡Nos encontramos sobre el promontorio más elevado de los siglos!… ¿Por qué deberíamos cuidarnos las espaldas, si queremos derribar las misteriosas puertas de lo imposible? El Tiempo y el Espacio murieron ayer. Nosotros vivimos ya en el absoluto, porque hemos creado ya la eterna velocidad omnipresente. Efectivamente, vivimos aquí y ahora. No necesitamos cuidarnos de nadie, somos libres de pensar y expresar lo que queremos. El pasado ya no existe. Desde estos años, el hombre avanza, se desarrolla y todo su mundo es veloz. La vida pasa tan rápida, que no logras darte cuenta.

Queremos glorificar la guerra –única higiene del mundo-, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los libertarios, las bellas ideas por las que se muere y el desprecio de la mujer. 

Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo, y combatir contra el moralismo, el feminismo, y contra toda vileza oportunista y utilitaria. 

¿Las bellas ideas?, quizá lo extremo de ser un vanguardista. La guerra, el odio, el hambre, el terror, el patriotismo, el autoritarismo, el desprecio a la mujer… entre otros. Aquí es donde creo que se desborda todo. En la capacidad de ser o no ser. De sentir o no sentir. En esa sed , en esa hambre donde se pierde la perspectiva del hombre (mujer – hombre – hombre – mujer )  y no se encuentra el balance.  

Querer destruir todo lo que hemos construido, ser inmorales, como resultado de ese mismo desborde que hay en la sociedad. Aquellos que están hartos de no ser escuchados. Aquellos que están en contra de la forma social, o de cómo se ha construido la sociedad. Todos nos beneficiamos de todos, unos más que otros, pero es verdad que desde miles de años, el poder del hombre ha enfermado al mismo hombre, entonces todo comienza a salirse de control. El hombre como ser banal, frío, donde el alma es inexistente.  

Nosotros cantaremos a las grandes masas agitadas por el trabajo, por el placer o por la revuelta: cantaremos a las marchas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas, cantaremos al vibrante fervor nocturno de las minas y de las canteras, incendiadas por violentas lunas eléctricas; a las estaciones ávidas, devoradoras de serpientes que humean; a las fábricas suspendidas de las nubes por los retorcidos hilos de sus humos; a los puentes semejantes a gimnastas gigantes que husmean el horizonte, y a las locomotoras de pecho amplio, que patalean sobre los rieles, como enormes caballos de acero embridados con tubos, y al vuelo resbaladizo de los aeroplanos cuya hélice flamea al viento como una bandera y parece aplaudir sobre una masa entusiasta. Es desde Italia desde donde lanzamos al mundo este nuestro manifiesto de violencia arrolladora e incendiaria con el cual fundamos hoy el FUTURISMO porque queremos liberar a este país de su fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y anticuarios. Ya durante demasiado tiempo Italia ha sido un mercado de ropavejeros. Nosotros queremos liberarla de los innumerables museos que la cubren por completo de cementerios.  

 

Ante esto, me gustaría aportar un pequeño texto: 

 

 

La vida empieza entre arullos, juegos y tablas de multiplicar. Trasciende el tiempo sin retroceder. Es solo una estela de caperucitas, héroes, astronautas, dictadores… Así la vida pretende pasar. Impune, sin más. Desdeñando su naturaleza limpia y clara. La mente sabia, instintiva, libre. El presente un séquito de verdugos . Poco a poco, paso a paso, degollando el cuello intacto de aquella vida. ¡La muerte! Muertes naturales, repentinas, absurdad, injustas, miserables. ¡La miseria! ¿También estas tú aquí? ¿Eres indispendable o en alguna medida beneficiosa? ¡Los beneficios! ¡El capitalismo! Ese que renace de las adversidades y entre guerras. ¡A ver que hay del otro lado de las guerras! ¿Triunfo? ¿Derrotas? ¿Derechos? ¿Poder? ¿O todo a la vez? A ver ¿Existe el derecho al poder?

¿Pensar qué decidir? ¿Decidir en libertad? 

 

Florianne Valadez